top of page

Está bien no estar bien


ree

“Está bien no estar bien”… siempre lo había escuchado como una frase que suena bonita, pero no comprendí su verdadero peso hasta que me tocó vivirla. En los últimos días he tratado de forzarme a estar bien, a mantener el fuego encendido en mi corazón. Sin embargo, esa exigencia terminó debilitando mi alma y también mi cuerpo.

Dios me ha recordado que no necesito aparentar fortaleza, porque para todo hay un tiempo, como lo dice Su Palabra: “Hay tiempo para reír y tiempo para llorar; tiempo para abrazar y tiempo para abstenerse de abrazar” (Eclesiastés 3:4–5). Y eso me revela una gran verdad: incluso las temporadas de llanto son parte de la vida. Estar débil no significa estar perdido; simplemente es una estación en el camino.

Hoy reconozco que no estoy bien. Mi corazón aún intenta procesar lo que hemos vivido este último mes. Una cosa es tener fe, y otra muy diferente es aprender a seguir creyendo incluso cuando la voluntad de Dios no luce tan “agradable y perfecta” a nuestros ojos.

Recuerdo aquel cuarto de hospital, la imagen de mi papá conectado a una máquina, y mi alma quebrándose mientras gritaba en silencio: “Señor, ¿qué hay imposible para Ti? Nada… absolutamente nada”. Y aunque mi fe se sostenía de esa verdad, también entendí que la fe no nos libra siempre del dolor, pero sí nos da un refugio en medio de él.

Y está bien si hoy el fuego de tu corazón no está tan encendido; Dios entiende aún más que tú mismo. Está bien si tus palabras no salen como una oración fuerte, porque incluso un susurro llega al cielo. Está bien si lloras, y está bien si te sientes débil. El Padre no rechaza tu fragilidad, la abraza.



Hoy sigo aprendiendo que no se trata de negar el dolor, sino de entregarlo. Que el llanto también es oración, que la debilidad también es altar, y que en medio de la fragilidad, Dios sigue siendo Dios. Porque aun en medio de la debilidad, hay una verdad que permanece: Dios nunca cambia y Su gracia se perfecciona en nuestra fragilidad. Si hoy te sientes quebrado, recuerda que los pedazos en las manos del Alfarero no son pérdida, son materia prima para un milagro.

No te castigues por sentirte débil, más bien, celébralo: significa que ya no dependes de ti, sino que tu vida descansa en el poder de Dios. Tu dolor no es tu final, es el escenario donde el Padre mostrará Su fidelidad.

Así que respira, llora si es necesario, susurra tu oración aunque parezca frágil… y sigue caminando. El Dios que te sostuvo ayer, te sostiene hoy y te llevará mañana. No te rindas, porque aun en la estación más dura, Él sigue escribiendo esperanza sobre tu historia.


 
 
 

1 comentario


Carla espinoza
19 ago

Dios bendiga en esta mañana Dios continúe dando palabras sabias y ayudarnos en este camino admiro tu perceberancia y constancia y tu fuerzas para seguir caminando sin importar lo que tu corazón siente pero se que Dios está ahí contigo ayudando en tu proceso de dolor Dios bendiga mucho eh llorado y es muy cierto todo lo que decis todo tiene su tiempo lindo 🙌🤍

Me gusta

WhastApp

Dirección

Costa Rica.

Redes sociales

  • Instagram
  • Facebook

© 2024 Todos los derechos reservados. ACVU*

bottom of page